
-Los muertos somos nosotros -dijo Winston.
-Todavía no hemos muerto -replicó Julia prosaicamente.
-Físicamente, todavía no. Pero es cuestión de seis meses, un año o quizá cinco. Le temo a la muerte. Tú eres joven y por eso mismo quizá le temas a la muerte más que yo. Naturalmente, haremos todo lo posible por evitarla lo más que podamos. Pero la diferencia es insignificante. Mientras que los seres humanos sigan siendo humanos, la muerte y la vida vienen a ser lo mismo.
-Oh, tonterías. ¿Qué preferirlas: dormir conmigo o con un esqueleto? ¿No disfrutas de estar vivo? ¿No te gusta sentir: esto soy yo, ésta es mi mano, esto mi pierna, soy real, sólida, estoy viva?... ¿No te gusta?
Ella se dio la vuelta y apretó su pecho contra él. Podía sentir sus senos, maduros pero firmes, a través de su mono. Su cuerpo parecía traspasar su juventud y vigor hacia él.
-Sí, me gusta -dijo Winston.
ORWELL, George. "1984" [en línea]. Capítulo III. http://www.ucm.es/info/bas/utopia/html/1984.htm
Listo hijos de la gran puta, se los vectoricé, imprimanlo, peguenlo en sus chaquetas de cuero, stencileen las calles.